Riega el grass a última hora de la tarde o temprano en la mañana. Las condiciones frescas, húmedas y con poco viento distribuyen el agua de manera uniforme y reducen la pérdida por evaporación. Las condiciones ideales generalmente ocurren entre las 10 p.m. y la medianoche, o entre las 8 a.m. y las 9 a.m.
Riega profundamente y con poca frecuencia. Este patrón de riego fomenta el crecimiento de las raíces, lo que aumenta la resistencia a la sequía y las enfermedades. Cada sesión de riego debe humedecer el suelo hasta la profundidad de las raíces más bajas existentes, que tienden a ser de al menos 15 cm para un césped saludable.
Busca signos de secado. No esperes hasta que el césped esté marrón antes de darle más agua
Corta el césped alto. La hierba alta hace que el césped sea mucho más saludable. Nunca corte el césped por debajo de 5 cm y manténlo a 6 y 9 cm como máximo.
Corta el césped cuando esté fresco y seco. Evita cortar durante la parte más calurosa del día, cuando el césped es más vulnerable. También evita cortar mientras está mojado.
Deja buena parte de los recortes de hierba en el césped. Los recortes de hierba se descomponen rápidamente y proporcionan nutrientes para el césped.
Afila las cuchillas de la podadora regularmente. Las cuchillas sin filo trituran las hojas de la hierba, dejándolas irregulares y vulnerables a daños mayores. Unos dos afilados anuales generalmente están bien para el césped de una casa, pero es mejor afilarlo 3-4 veces por temporada si se usa mucho la podadora.
Elije un fertilizante orgánico si es posible. El fertilizante hecho de productos animales o vegetales se descompone en proteínas y carbohidratos que alimentan las lombrices de tierra y los microbios en el césped. Mantener estas poblaciones garantiza un suelo bien aireado y una rápida descomposición de los restos de césped cortado. Los fertilizantes orgánicos además son menos propensos a dañar el césped que los productos químicos.